CINE FORO: «POSTALES DE LENINGRADO» (Mariana Rondón, 2007)

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La propaganda es un género cinematográfico que utiliza las mismas estrategias no importa cual sea la tendencia política que promueva. La realidad compleja se simplifica en un escenario maniqueista donde la ambigüedad histórica cede ante la ideología. Buenos y malos son fácilmente discernibles. Las herramientas cinematográficas tuercen las emociones del espectador hasta ponerlas en sintonía con el discurso. Algunas veces, cuando artistas excepcionales ejecutan el trabajo, el resultado puede trascender los límites de su agenda. Véase el ejemplo de “Acorazado Potemkin” (Sergei Eisenstein, 1925), el incendiario recuento de un motín naval comisionado por el Kremlin para conmemorar la Revolución de Octubre. La película es un clásico que escribió las reglas del montaje cinematográfico. Su edición magistral conmociona incluso al anti-comunista más acérrimo. Leni Riefensthal, la controversial cronista del III Reich, creó un impactante documento histórico con “El Triunfo de la Voluntad”, su innovador record cinematográfico de las concentraciones fascistas de Nuremberg en 1934. En el otro extremo de la II Guerra Mundial, Hollywood puso la industria fílmica a la orden de la causa aliada, produciendo incontables dramas y documentales sobre el frente de lucha y el frente casero.

La propaganda también se manifiesta en el cine contemporáneo comercial. La reciente “Único Sobreviviente” (Peter Berg, 2013), por ejemplo, explota el martirio de un grupo de soldados norteamericanos en Afganistán, sin cuestionar las causas de la invasión. El ascenso del “socialismo del siglo XXI” en los paises del Alba y la curiosa nostalgia por la Guerra Fría ha dado paso a una nueva camada de películas que habrían visto la luz verde en los más álgido de los ochentas. “Red Dawn” (John Millius, 1984), película de acción en la que un grupo de jóvenes repele una invasión comunista de los EEUU tuvo un re-make en el 2012, cambiando a los soviéticos por koreanos del norte. Puede ubicar hacia la izquierda del espectro “Postales de Leningrado”, la película de Mariana Rondón que hoy proyectamos en el cine foro.

La película se escenifica en 1966, siguiendo las actividades de un grupo de jóvenes opositores. Luchan como guerrilleros armados en la montaña, u operan de incógnito en la ciudad, robando tiendas y bancos para financiar la causa. Los hombres son apuestos, las mujeres hermosas. Luchan contra un gobierno para-militar sin rostro discernible. La gesta se relata a través de los ojos de dos niños, un niño y una niña que narran las aventuras de sus padres. Una bella guerillera embarazada, usando una identidad falsa, se interna en un hospital para dar a luz al bebé que concibió en las montañas con un compañero de lucha. Pero las vidas de madre e hija peligran cuando los medios la celebran como la afortunada protagonista del primer parto del Día de las Madres.

Es una excelente premisa. Lástima que se diluye en el laberinto de un guión caótico, ambicioso pero torpe. Combina los puntos de vista dos niños, primos, cuya sabiduría para interpretar los hechos sobrepasa sus años. El cambio de interlocutor es confuso. De remate, se trata de eventos que en términos realistas no podrían haber visto, o haber recibido una narración de segunda mano proveniente de sus protagonistas. Salta en el tiempo hasta el desconcierto, introduciendo y descartando personajes sin mirar atrás. El punto de vista infantil sirve para introducir detalles “adorables” que pretenden ser surrealistas, y que a pura repetición desgastan la paciencia. Por ejemplo, la insistencia sobre las “Postales de Leningrado” que bien podrían haberse quedado en una única mención. O los motivos acuáticos justificados por el capricho infantil: los “peces” empleados en un plan guerrillero, el padre clandestino que aparece vestido de buzo en medio del desierto. Flaco favor le hacen los cineastas a la gesta guerrillera en su intento por hacer que la dramatización sea “adorable”. Es tremendamente difícil balancear la inocencia con la violencia, y me temo que “Postales de Leningrado” no lo logra. Por si los dos niños narradores no bastaran para confundirnos, un tercer punto de vista complica la narrativa. Las escenas de los guerrilleros en la montaña se justifican por las tomas en primera persona de la cámara de un “gringo” que filma un documental.

En el ejercicio del arte hay que “matar a los hijos favoritos”. Probablemente una despiadada revisión del guión habría aliviado estos problemas, o al menos, habría aclarado el arco narrativo de la película. Más difícil sería ajustar las actuaciones. Son sobre-enfáticos, como si estuvieran audicionando para una telenovela – una honrosa excepción es Haydee Faverola, como la abuela que pretende estar volviendose loca. Las escenas se ven arregladas hasta el hastío, exprimidas de cualquier sentido de realidad convincente. Quizás por eso, la mejor escena tiene que ver con una recreación de la filmación de un comercial en un estudio de televisión de los 60s. La modelo que nos vende mayonesa es en realidad una guerrillera clandestina, a punto de tomar el volante de un carro lleno de armas. La falta de disciplina narrativa, sin embargo, extiende la escena innecesariamente. Tras una efectiva recreación de comercial, nos extienden el tiempo con una segunda. Aprovechando la coartada del punto de vista infantil, Rondón recurre a todos los trucos en la carpeta de filtros de la estación de edición digital del siglo XXI: cámara lenta, textura de película en blanco y negro, encuadres que se convierten en celda de comic, dibujos animados, sangre que chorrea como trazos de la mina de un lápiz de color rojo. Se ve bonito, pero es completamente gratuito e innecesario.

Sin embargo, en la propaganda la claridad ideológica es más preciada que el rigor artístico. Ninguna película que enaltezca a la Revolución – o al capital, el status quo, lo que sea – puede ser mala. Permítanme disentir del discurso. 

 

 

 

 

CINE FORO: «LA TETA ASUSTADA» (Claudia Llosa, 2009)

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En el 2009, «La Teta Asustada», segundo largometraje de la joven directora peruana Claudia Llosa, ganó el codiciado Oso de oro en el Festival de Cine de Berlín. Un año más tarde, por algún accidente cósmico, fue presentada en el circuito comercial de Nicaragua. A propósito de su estreno, escribí la siguiente critica para http://www.confidencial.com.ni

En un barrio marginal de las afueras de Lima, Fausta (Magali Soler) asiste a su madre en su agonía. La anciana se despide con un canto que invoca su momento mas difícil: el asesinato de su esposo, y su propia violación, perpetrada por militares cuando Fausta estaba en su vientre. Le recuerda su triste herencia. Según las creencias indígenas, el terror de ese momento le fue transmitido a la bebé a través de la leche materna, y debe llevarlo consigo para siempre. En realidad, no hace falta recordárselo. Ella vive en permanente estado de shock. Un miedo patológico a ser violada la lleva al extremo de bloquear su vagina con una papa. Pero problemas prácticos la obligan a enfrentarse al mundo. El inminente matrimonio de su prima, con cuya familia cohabita, crea un huracán de activida a su alrededor. También necesita dinero para ir a enterrar a su madre a su pueblo natal. Por eso, asume un trabajo doméstico en la casa de una pianista acomodada (Susi Sánchez). Y ese tubérculo sembrado en su intimidad solo puede convertirse en un problema.

No se deje asustar por lo escabroso de la sinopsis. “La Teta Asustada” es un vuelo ligero sobre el campo minado de la cultura latinoamericana. En sus imágenes contemplativas encierra una multitud de ideas sobre la realidad peruana y la de virtualmente todos los paises latinomaricanos, donde la diferencias culturales y económicas separan como abismos a sus ciudadanos. Pero el eje mas importante tiene que ver con la tensión entre un violento pasado y la imperfecta paz del presente.

Mientras Fausta carga en su espíritu viejos vejámenes, la vida se manifiesta a su alrededor. Eso abre un flanco problemático en la película. Muchos han criticado las escenas que retratan las fiestas matrimoniales que monta el negocio familiar del tio de Fausta. Son estrambóticas dentro de su humildad. También se denuncia la vulgaridad de un pretendiente que trata de enamorar infructuosamente a Fausta. ¿Se está burlando la directora Claudia Llosa de los mas pobres? Creo que no. El torpe galán es mas patético que violento. En contraste tenemos a Noé (Efraín Solís), el jardinero que con gentileza trata de derribar las murallas de Fausta. En el caso de las fiestas, el ambiente carnavalezco contrasta radicalmente con el ánimo de la protagonista. Es mas sutíl una breve escena en la sala de espera de una clínica. Dos muchachas discuten sobre ropa, a la par de Fausta, embebida en su silenciosa zozobra. Algunos podrían lamentar la frivolidad de las adolescentes. Yo creo que Fausta estaría mejor servida pensando en zapatos, montada en una carroza de papel crepe rosado a la par de un novio, que en paralizada por el terror. El problema no está en recordar, sino en sacrificar por la memoria el presente y el futuro. ¿Que hacer, entonces, en la esfera personal, con un bagaje tan terrible? Esa es la pregunta que la película plantea, pero que no puede – ni debe – responder.

Aida, la patrona, si es concebida como un monstruo. Es incapaz siquiera de aprenderse el nombre de Fausta y la llama Isidra. La pianista entabla un pacto apropiadamente faustiano con su sirvienta. Tras escucharla cantando, le promete una perla de un collar reventado por cada canción que comparta. Es como si le robara su alma. Dos cosas la salvan de la caricatura: la actriz Susi Sánchez imprime humanidad en el personaje. Y los principios formales que Llosa aplica a su película, concebida como una sucesión de poéticos retablos, liman las asperezas. En lugar de ver a la mujer en un arrebato histérico, empujando su viejo piano a través de la ventana del segundo piso de su mansión estilo colonial, vemos el resultado el día después. “Parecen caramelos” – dice Fausta mirando los trozos de vitral multicolor desperdigados alrededor del instrumento desvencijado. La acción siempre queda fuera de cámara.

Tendrá que ajustarse al ritmo cavilante. La exquisita composición de cada imagen a veces puede rayar en el preciosismo. Pero la inquietante presencia de la actriz Magali Soler mantiene la película anclada en la realidad. Lo que hace no es actuar, si no algo mejor. Es existir. Con el cuerpo en el presente y el alma en el pasado, cada movimiento que hace describe ese conflicto interno. Y es aún mas elocuente cuando trata de reprimir, infructuosamente, las ganas de despojarse de su carga. No se la pierda.

 «La Teta Asustada» se presenta hoy lunes 10 de marzo del 2014 en el Centro Cultural de España en Nicaragua, a las 7 pm. La entrada es completamente gratuita. 

CINE FORO: «TE DOY MIS OJOS» (Iciar Bollain, 2004)

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La frase se menciona en un juego erótico de pareja, pero el contexto de una relación abusiva apunta a la co dependencia que une a Pilar (Laia Marull) y su esposo, Antonio (Lluis Tosar). Pilar se entrega en cuerpo y alma a su matrimonio, al extremo que por mucho tiempo, sufre estoica los violentos exabruptos del hombre. La primera vez que la vemos, la cámara de la directora Iciar Bollain la captura en plena huída. Recoge unas pocas pertenencias en una maleta, carga a su hijo somnoliento, y sale abrigada por la noche rumbo a refugio incierto. Bollain observa sus actos casi clínicamente. Toda la información que recibimos es articulada por las imágenes y los movimientos de la actriz. Esta será su estrategia durante toda la película, y el resultado es un incisivo estudio sobre violencia intra-familiar y los obstáculos para superarla.

La película podría inscribirse en la tradición de la película de “problema social”. Sin embargo, la etiqueta no le hace justicia al estilo de la directora. En lugar de simplificar el fenómeno para definir víctimas y villanos, Bollain y la co guionista Alicia Luna examinan con cuidado los cimientos de la relación patológica. Las dos mujeres prodigan atención, y una buena medida de compasión, al personaje masculino. Tome nota de las escenas en que Antonio busca tratamiento con un psicólogo, y en un grupo de auto-ayuda para hombres incapaces de controlar su ira. La directora filma las escenas como si fuera un documental. No me extrañaría que los hombre no fueran actores, sino genuinos esposos iracundos, tratando de aprender a cambiar su conducta.

El camino más fácil siempre es visible. Demasiada película usan esta situación trágicamente común para articular torpes ejercicios de re invindicación, que pretenden inspirar a través de la simplificación maniquea. El hombre es un monstruo, la mujer una víctima. Desde “Durmiendo con el Enemigo” (Joseph Ruben, 1991) hasta “Enough” (Michael Apted, 2002), estrellas como Julia Roberts y Jennifer Lopez muestran como una chica lista y guapa sólo necesita algo de valor – y la ayuda de un buen hombre – para resolver el asunto.

Pero aquí no hay soluciones fáciles. Bollain ancla su película en una realidad mundana y discernible, con los problemas prácticos de la situación tomando el centro del escenario, más que las convenciones dramáticas que se usan para trazar una narrativa marcada por la tensión y su alivio. ¿Donde dormirá Pilar? ¿ Como se ganará la vida si no ha trabajado en años, y depende económicamente de su marido? Y más complicado aún…¿Como dejarle si aún le quiere?

Al preservar la humanidad de Antonio, Bollain hace que la película sea más fiel a la realidad, y por ende, más trágica. Él busca ayuda, trata de cambiar, la convence de regresar…pero el ciclo de violencia es demasiado fuerte. Con precisión clínica, Bollain define los parámetros de la conducta de sus personajes, y dramatiza las relaciones que han condicionado tanto al hombre como a la mujer. En manos menos hábiles, la película habría colapsado bajo el peso del didacticismo y las buenas intenciones. La claridad moral de la cineasta hace que funcione como un thriller moral, que debería ser de visionaje obligatorio para todos, no sólo por lo certero de su mensaje, también por lo impecable de su manufactura. Bellamente actuada por todo el reparto, no hay una sola nota falsa en toda la película.

 * “Te Doy Mis Ojos” ganó 6 premios Goya 2004: Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Actor: Lluis Tosar, Mejor Actriz: Laia Marull, Mejor Actriz de Reparto: Candela Peña, Mejor Guión Original y Mejor Sonido. Se presenta este lunes 3 de marzo en el Cine Foro del CCEN. Entrada gratuita.