Hansel y Gretel: Cazadores de Brujas” no sólo se acaba de estrenar en Nicaragua. Topó la taquilla norteamericana recaudando 19 millones de dólares. Es una victoria pírrica. Los meses de enero y febrero son usualmente una tierra de nadie en la cual se estrenan las producciones para las cuales los estudios no tienen muchas expectativas. Es un asunto estratégico. El invierno del hemisferio occidental motiva a los espectadores a quedarse en casa. Es la época perfecta para estrenar las películas que nadie querría ver.
“Hansel y Gretel” pasó engavetada por un año. El estudio Paramount creyó que le beneficiaría estrenarse después de que “Los Vengadores” y “El Legado de Bourne” convirtieran a Jeremy Renner es un hombre de acción taquillero a lo largo del 2012. Parece que la estrategia rindió frutos. $19 millones en un fin de semana y otros tantos en la taquilla internacional no son nada despreciables para un sub-producto de horror que costó $60 millones de dólares.
La película me parece repelente, por varias razones que describo en mi reseña publicada en la revista Domingo del diario La Prensa. Pueden leerla aquí. Este blog me permite presentar mas argumentos que vienen al caso ante la audiencia meta y género de la película. Un amigo cuestión mi reacción de la película, aduciendo que su violencia gráfica esta a tono con el género de horror y con los excesos gráficos de los videojuegos. Además, es una fantasía. ¿No se supone que pueden hacer lo que quieran?
Suponer que porque la película es para público juvenil no debe ceñirse a ciertos estándares de calidad me parece ofensivo para los jóvenes. Igual problema aparece cuando hablamos de películas para niños. ¿Debemos tomarlas en serio? Oh, si. Como audiencia, merecen el mismo respeto que se prodiga a los adultos. El desdén de “Hansel y Gretel” por su audiencia es tal, que descuida la coherencia narrativa. Tome nota de como Ben (Thomas Mann), una especie de groupie de los sicarios, aparece como de la nada en un par de escenas. Esto es, a todas luces, producto de cortes previos a estreno en el cuarto de edición. Este tipo de acciones se realizan para acortar el metraje de películas muy largas, acelerar el ritmo, o eliminar elementos y momentos mal calificados por audiencias de prueba. Son válidos si corrigen problemas. Pero si crean inconsistencias que distraen, el remedio se convierte en un problema.
Sobre la violencia gráfica: puede que sea congruente con los juegos de video, pero eso no la hace menos perturbadora. Su frecuencia y su virulencia la hace particularmente abrumadora. Además, acarrea consigo un subtexto incómodo. Siendo las brujas las villanas designadas, tenemos básicamente innumerables despligues de violencia explícita dispensados contra mujeres. Están maquilladas fantásticamente, y la historia justifica con su maniqueismo las acciones – “¡las brujas son malas!” -, pero el género no se anula. El género es claro. Son mujeres decapitadas, descuartizadas, empaladas, etc. Un villano masculino muere cuando un troll gigantesco pisa su cabeza, pero dudo que eso pase por igualdad de género.
La última pregunta: ¿Debemos tomar en serio una película de pura fantasía? “Hansel y Gretel” usa de trampolín el cuento de los hermanos Grimm e imagina un futuro para sus pequeños héroes, que tiene mas que ver con la cultura popular del siglo XXI que con la moral del pasado. Los hermanos son ahora héroes de acción que visten cuero ceñido, usan anacrónicas armas de fuego de alto calibre, practican artes marciales y enfrentan cada situación con un distanciamiento irónico que marchitaría a un adolescente californiano. El problema no es que la película se tome libertades creativas. El problema está en que son oportunistas y superficiales. No acarrean consigo mas significado que la acción literal. Compare con los ejercicios post-modernos de Quentin Tarantino, y verá cuan vacía y estéril es la propuesta de esta película.
Hay un detalle en el cual la película pone en evidencia su bancarrota creativa. Famke Janssen, la actriz holandesa que interpreta a Muriel, fue Xenia Onnatop, la chica Bond “mala” en “Goldeneye” (Martin Campbell, 1995). La británica Gemma Arterton fue “Strawberry Fields”, la chica Bond “sacrificial” de “Quantum of Solace” (Marc Forster, 2008). Para ser una película que se precia de su ironía post-moderna, “Hansel y Gretel: Cazadores de Brujas” desperdicia miserablemente la oportunidad de ofrecer un guiño, un chistecillo, algo, cualquier cosa, que haga alusión a esa coincidencia. Pero nada. Cualquier atisbo de creatividad, esta dedicado a la carnicería.